Somos producto de un pasado. Todos universalmente. Las experiencias que vivimos los primeros años de la niñez, moldean de gran manera, nuestro carácter, estado emocional y el modo en que nos relacionamos con las personas.
Se han realizado estudios con “Monos Rhesus”, los cuales se parecen
mucho en patrones de comportamiento a los humanos. El investigador Harry Harlow, creó dos
prototipos de madres sustitutas. Una era
una mamá de alambre con alimento y otra era una mamá de felpa, sin
alimento. Las crías fueron separadas de
su madre verdadera.
Los monitos preferían
acercarse a la madre de felpa, aunque no
tuviera alimento. Ellos necesitaban crear un vínculo afectivo con su madre. Incluso, la sensación de seguridad permitía que
los monitos exploraran los alrededores, pero regresaban a su madre de felpa,
para asegurarse de que estaba aún ahí.
Pues esto básicamente es lo que ocurre en los
humanos. Los infantes que han vivido
experiencias de abandono, rechazo desde el vientre, inatención, maltrato, presentan luego síntomas de diferentes
trastornos emocionales como el Trastorno de
Angustia por Separación, Fobia social, Depresión Infantil, Trastornos de Alimentación,
entre otras condiciones mentales y emocionales.
Luego en la adultez, a muchas
personas se les dificulta establecer relaciones afectivas saludables, o muestran apego excesivo, desarrollando “Trastornos Obsesivos”, desconfianza y celotipia con sus parejas. Sienten vacío interno, infelicidad, pues
desean esa pareja funcional, que muchas veces no llega a su vida. Entonces decimos que tenemos “UN NIÑO INTERNO
LASTIMADO”.
Esto son estudios que se han realizado con el apego. Pero el ser humano pasa por otras etapas de
desarrollo, también muy significativas.
Próximamente le hablaré sobre otras investigaciones impresionantes y las
conclusiones de los científicos, cuando se daña una etapa y cómo nos afecta
luego en el ambiente social y laboral.
Con mucho cariño siempre.
Dra.
Aracely Ortiz López
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