La ansiedad es un automatismo biológico, que se
activa cuando la persona percibe un estímulo amenazante. Esto que percibe,
puede ser real o imaginario.
Este mecanismo de protección, lo tenía el hombre primitivo, para defenderse del
mundo hostil y amenazas del medio ambiente, como lo sería el ataque de un
dinosaurio. El hombre moderno ha evolucionado, pero aún tenemos sabiamente
instalado, este automatismo biológico.
Por ejemplo, en caso de que ocurra un terremoto, nuestro organismo activará en seis segundos
dilatación de la pupila (para ver mejor la amenaza), tensión muscular (por si
tenemos que correr), diarrea, orinarse en la ropa o sudoración, (para eliminar toda
la carga innecesaria del organismo), taquicardia (porque el corazón debe
bombear más sangre y oxígeno a los músculos).
Se activa un mecanismo de “Enfrentamiento o Huída”. Estas
respuestas automáticas, son para salvar nuestras vidas, en caso de emergencia.
Pero: ¿qué ocurre, cuando éste estado emocional, continúa en nuestro
organismo, creándonos una" falsa alarma”? La persona comienza a experimentar angustia,
incomodidad. Esto es porque la ansiedad
crea síntomas en el organismo y temor a nivel psicológico.
Dentro de los signos más significativos se encuentran:
temor anticipado o preocupación de que algo malo va a pasar, dificultad para
conciliar el sueño (nadie duerme con la pupila dilatada), síntomas somáticos musculares (recuerden que el músculo debe
contraerse, porque la mente cree que tiene que correr, síntomas de falta de
aire o disnea, (porque cuando vamos a
correr, cogemos una bocanada intensa de aire, para retenerlo en los pulmones y
correr), luego nos quedamos descalibrados al respirar, sintiendo presión en el
pecho. También síntomas del sistema nervioso autónomo, como lo es la palidez (
la sangre retrocede, pensando que si nos hieren, prevenir que el organismo se
desangre).
Pues como verán, la ansiedad, si la entendemos, podemos hacerla nuestra mejor aliada.
En la próxima, les daré algunas recomendaciones, para
estabilizar, dicho estado emocional.
Con mucho cariño,
Dra. Aracely Ortiz López
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