Un misógino
es un hombre que siente rechazo, aversión hacia las
mujeres. Es decir, varones que odian a
las mujeres y manifiestan rabia hacia ellas o rehúyen su trato.
El término no es muy conocido.
La palabra tiene una etiología griega (griego antiguo), que significa detestar,
odiar a la mujer. Una de las
características principales es elegir a mujeres intelectualmente brillantes y
hermosas. Comienzan con ellas, con un patrón de comportamiento “protectivo”, gentil, romántico, ante las personas o familiares
de la víctima.
Una vez enamoran o envuelven a
la fémina, la protección se convierte en control,
hipercrítica, destrucción de la autoestima y la capacidad para tomar decisiones. Una vez
controlada, comienza a alejarla de amistades y familiares. Así, sin apoyo, la
somete a humillaciones, destrucción psicológica (terrorismo psicológico). Culpabiliza a la víctima, de los arrebatos de cólera, hasta que ésta lo
internaliza. Controla todo en su vida, regula el control económico, lo cual le
crea impotencia y sentimientos de minusvalía personal.
Relacionarse con un misógino,
una de las experiencias más dolorosas y devastadoras que puede experimentar una
mujer en toda su vida. Esto es porque
cuando tiene la oportunidad de salir o escapar de la relación, es perseguida,
amenazada y muchas veces, hasta asesinada, con tal de evitar el abandono.
La intimidación
constante taladra y tortura psicológicamente a la víctima. El temor la paraliza e incapacita para tomar
decisiones. Además de que la constante
crítica, deteriora o quebranta la confianza propia. Muchas mujeres, al desconocer que se
encuentran en una relación misógina, piensan que es normal, este tipo de
relación.
Baja autoestima, depresión, intentos suicidas, pérdida de la salud
mental, aumento de peso, imagen descuidada, sumisión, abandono de relaciones
sociales y en ocasiones empleo, son los resultados, de permanecer en este tipo
de relación.
Con mucho cariño,
Dra. Aracely Ortiz López
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